sábado, 31 de octubre de 2009

Buenas noticias

Nos preocupaba la salud de Gigante, el que conté que estaba mal aquel día que escribí Pesares.
Llamamos a la casa de uno de sus amigos y la mujer nos contó que había salido de terapia, había vuelto a su casa y que ahora estaba en Mar del Plata, paseando.
Se lo merecía. Y sus amigos también. Se ve que tiene mucho por hacer todavía entre nosotros.

viernes, 30 de octubre de 2009

Monólogo de Helena

El hipoacúsico tiene que prestar mucha más atención para poder entender. Oye con menos intensidad, especialmente en algunas frecuencias. Entonces, como le cuesta prestar tanta atención, en vez de escuchar, habla.
Habla sin parar. Es inútil intentar comunicarse.
Eso me pasó con Helena ayer. Vino, planteó su problema con los audífonos y en cuanto empecé a explicarle cual era la causa para proponerle una solución, empecé a oír esto:

- MI HIJA LE DA EL PECHO A LA BEBA Y LE LLEVA UNA HORA, CLARO YO TENGO QUE ESTAR, AYUDARLA. ELLOS VIVEN EN EL SUR. ESTUVE CASI UN MES. YO IBA A LAS 8, ME ABRIAN LA PUERTA, LE PREPARABA LA CAMA A LA BEBITA. VIVEN EN UN DEPARTAMENTO MUY CHIQUITO. ELLA CERRABA LA PUERTA DEL DORMITORIO PARA QUE NO LE FUERA MUCHA LUZ. AHORA SE PARA LA BEBA...

Me costó rescatarla de ese mundo y llevarla al motivo por el que me había ido a ver. Retomé, con mucho esfuerzo. Le enseñé a manejar los audífonos nuevamente. Logré que se los pusiera sola varias veces. En cuanto me distraje un segundo:

- AHORA ME DUELE EL OÍDO... ES LO QUE LE DIGO A MI HIJA, QUE VIVE EN EL SUR Y TIENE UNA BEBITA... QUE LE DA EL PECHO...

La miré y le había quedado la cadenita de los anteojos metida debajo del audífono, dentro del oído.