Antonia llegó acompañada de su hija. Un amor la hija, nada que ver con las de los otros posts. De unos cuarenta y tantos. Y casi el doble la madre.
Antonia oye bastante mal. Usa audífono en el oído derecho hace unos años y ultimamente compró el del oído izquierdo.
Entró apoyándose en su bastón y protestando porque no oye como antes, que así no puede ser, que para qué se compró el otro audífono.
Los conecté a la compu y saltó que estaba usando los audífonos cambiados. Quiero decir, el del oído derecho en el izquierdo y el del izquierdo en el derecho.
Yo: Tiene los audífonos al revés, Antonia.
Antonia: ME LOS ARREGLÓ? PORQUE NO ANDA EL VOLUMEN
Yo: Los tenía al revés...
Ese diálogo se repitió con mil modalidades distintas, hasta que, descreídamente, entendió lo que le decía.
A: Y QUIEN ME LOS CAMBIÓ?
El molde del audífono viejo estaba destruído, parecía que lo había mordido el perro. Propuse hacerlo de nuevo y antes de tomarle la impresión le miré los oídos y ví que tenían algo de cera.
A: YO ME LOS LIMPIO CON LOS PALITOS!!
Le expliqué que no era conveniente usar los cotonetes, que se empujaba la cera hacia adentro y que además podían producir otitis externas.
Hija: TE DIJE MAMÁ, EL DOCTOR YA NOS LO HABÍA EXPLICADO...
A: AH NO?? Y VOS POR QUÉ LOS USÁS?
Hija: YO LOS USO PARA DELINEARME LOS OJOS!!
A: LOS OJOOOOS???
Hija: PERO SÍ MAMÁ... riéndose... SI ME VES CON UN TAMPÓN TAMBIÉN LO VAS A QUERER USAR?
A: UN QUÉ? UN TAMPÓN??? Y QUÉ ES ESO??