Gigante me trajo otro amigo: Bernardo.
Bernardo tiene una sordera casi total. Conseguida con años y años de trabajo en un astillero, manejando como un experto una pistola neumática sin proteger sus oídos.
Bernardo no puede entender la palabra, solo oye algunos ruidos, entonces no escucha y habla él todo el tiempo. Pero sabe, sabe mucho de su problema. Prestó atención a los síntomas y los fue analizando, año a año, a medida que se iba metiendo para adentro.
Bernardo no vive en el silencio, tiene muchos ruidos internos, como una fábrica funcionando siempre.
Bernardo hace mucho tiempo que no se sienta a escuchar música ni a dialogar con nadie.
Pero Bernardo es un manojo de vida. Tiene sentido del humor. Me dijo que aunque era chiquita era linda, como una japonesa. Y aunque no fuera médica, confiaba más en mí que en todos los médicos a los que había visto. Y me contó que otro amigo le había dicho que no intentaba más hablar con él, que era imposible. Y eso le causaba mucha gracia.
Gigante lo agarro del brazo y le prometió seguir intentando. Se rieron los dos
No se si voy a poder mejorar la audición de Bernardo pero lo intentaré.
Me dieron ganas de decirle que era muy lindo, que me gustaba su persona. Pero hay cosas que no se pueden gritar, que son para decir casi en voz baja
miércoles, 1 de julio de 2009
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