Mariela, una maestra diferencial de cincuenta años tiene una hipoacusia que no llega a severa pero que le está haciendo difícil su vida familiar, social y sobretodo, profesional.
Cuando indago cuales son sus mayores dificultades, qué es lo que le gustaría corregir, me cuenta una anécdota:
Un alumno que estaba a su lado en el recreo le dijo que se sentía mareado. No sé qué le entendió pero le sonrió y le contestó algo como que era muy caballero. Cuando me lo contó, a mí también me causó gracia. Suele ser la reacción frente a esos malos entendidos. Pero la miré y vi sus ojos llenos de lagrimas, la boca tapada con el barbijo. No podía terminar de contarme, el llanto le quebraba la voz.
Ese alumno está hoy internado en el hospital tratando un tumor cerebral. Pocas veces me sentí tan conmovida.
La hipoacusia aísla, distancia parejas, ocasiona conflictos familiares, dificultades en el trabajo, pero este riesgo nunca lo presencié en más de cuarenta años de ejercicio profesional.
Mariela está tramitando su certificado de discapacidad para que su obra social le cubra el costo del par de audífonos que necesita. La ayudaremos con los trámites, pero le va a llevar unos meses.
Mientras, vive con culpa y miedo. Se ocupa, además, de alfabetización y no sabe si corrige bien o mal, siente que no puede ayudar a nadie y que un niño a su lado corre peligro. No los oye ni cuando le piden permiso para ir al baño.
Terminamos las pruebas y busqué en mi cajón de audífonos usados uno que le sirviera, para que lo usara hasta que tuviera los suyos. Es el único que tenía en formato detrás del oído. Tengo mucho intras pero no los puede usar si no están hechos en una cápsula a su medida.
Se lo adapté en su oído mejor. Se emocionó. Lloramos juntas. La hará sentirse un poco más segura hasta que pueda hacerse de los indicados.
Me dejó pensando toda la tarde. Necesitamos con urgencia audífonos usados en buen estado para estos casos. Organicé una campaña de nuestro centro pidiendo donaciones, en las redes. Hay casos que no pueden esperar.
También me pareció una historia para este blog que tengo un poco abandonado.
Esta vez es un pedido de ayuda.