Gigante me trajo otro amigo: Bernardo.
Bernardo tiene una sordera casi total. Conseguida con años y años de trabajo en un astillero, manejando como un experto una pistola neumática sin proteger sus oídos.
Bernardo no puede entender la palabra, solo oye algunos ruidos, entonces no escucha y habla él todo el tiempo. Pero sabe, sabe mucho de su problema. Prestó atención a los síntomas y los fue analizando, año a año, a medida que se iba metiendo para adentro.
Bernardo no vive en el silencio, tiene muchos ruidos internos, como una fábrica funcionando siempre.
Bernardo hace mucho tiempo que no se sienta a escuchar música ni a dialogar con nadie.
Pero Bernardo es un manojo de vida. Tiene sentido del humor. Me dijo que aunque era chiquita era linda, como una japonesa. Y aunque no fuera médica, confiaba más en mí que en todos los médicos a los que había visto. Y me contó que otro amigo le había dicho que no intentaba más hablar con él, que era imposible. Y eso le causaba mucha gracia.
Gigante lo agarro del brazo y le prometió seguir intentando. Se rieron los dos
No se si voy a poder mejorar la audición de Bernardo pero lo intentaré.
Me dieron ganas de decirle que era muy lindo, que me gustaba su persona. Pero hay cosas que no se pueden gritar, que son para decir casi en voz baja
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Sólo por lo que dijiste me dio ternura Bernardo...
habla a los gritos él?? Te lee los labios para entender lo que le decís?
Y si, Anita, habla fuerte. El cree y dice que lee los labios pero le falta un monton para que de verdad le sirva para comunicarse
que lindo!! este se merece todo , oir , el mejor audifono, too, la otra vieja de mierda deberia aprender un poco,pero esa es su limitacion. Hay vejetez que son lo mas!!!
que divino!!! che, yo necesito conocer a Gigante y adoptarlo de abuelo!!!! Me copa!!!!! Y que divino como se toma la sordera el otro!!!!!
Me he paseado por tus blogs y he pasado un rato agradable. Escribes cosas interesantes.
Publicar un comentario