Me lleva treinta años.
Es francés.
Y está por irse a una dimensión misteriosa que hace muy poco acepta como creíble.
"Antes era ateo, de los orgullosos y ahora, como corresponde a mi edad, se me dio por la espiritualidad. Aceptar el misterio me ayuda a ser feliz"
Hablamos en francés y en castellano. Saltando de un idioma al otro como si fuera uno solo. No sé si eso le dio un encanto distinto. Pero Jean es un ser especial. Divertido, profundo, único. Charmant
"Estos noventa años no dejan de sorprenderme cada día" dice sonriendo. Porque un olvido, una confusión se le aparecen así, de improviso.
Le pido permiso para anotar lo que dice. Pero largo la birome porque prefiero mirarlo y escucharlo.
El no puede verme bien, tiene una maculopatía avanzada. Y su audición también le distorsiona la realidad.
Jean tiene mujer: Colette.
Ella también lo ama. Es imposible no
Como corresponde a un triángulo amoroso.
Le confieso mi amor y Colette sonríe. Ella sabe.
Se conocieron hace solo quince años.
"Ella tiene ocho hijos" me explica Jean. Y le pide que lo acompañe a hacer un trámite, porque no está seguro de poder retener las indicaciones administrativas.
Cuando estoy por entrar a casa después del consultorio, me los encuentro caminando por mi vereda. Por casualidad
No me conocieron. "Pour la casquette" me explica Colette, señalándome mi gorra.
Jean dice que estas casualidades tienen mucho que ver con esa manía de darnos por lo espiritual.
Les ofrezco entrar a casa pero no aceptan. Tienen que volver a la suya. Dicen que siempre pasan por mi puerta y que la miran. Que tiene un encanto especial.
Los saludo y veo alejarse caminando. Jean lleva una mochila de adolescente.
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1 comentario:
Jean, como cualquier otra persona entran en un momento a nuestras vidas para despertarnos el rincòn que tenìamos dormido
Yo
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