martes, 24 de marzo de 2009

Recepcionista


La recepcionista recibe a Marina, paciente que viene por primera vez. Le toma los datos, abre la ficha, Marina le da una receta médica que pide una selección de audífonos.

- Trajo la audiometría?

- AHÍ ESTÁ TODO.

- No, acá está la receta, la audiometría no me la dió.

- ES TODO LO QUE ME DIÓ LA DOCTORA

- Fíjese si no la tiene en otro lado, porque la fonoaudióloga va a necesitar la audiometría para hacerle la selección.

- LO QUE TENGO ES TODO LO QUE LE DÍ

- Recuerda que le dijimos que trajera la audiometría...

- SI, LE TRAJE TODO LO QUE ME PIDIÓ, AHÍ ESTÁ...


Viene la recepcionista y me dice:

- Habrás escuchado.


Marina pasa y tenemos un diálogo similar al que habia tenido con la recepcionista. A lo que se agrega:

- PERO QUE BARBARIDAD!! COMO NO ME DIERON LA AUDIOMETRIA!!! YO ME VOY A QUEJAR!! ESTO NO PUEDE SER!!!

- No se preocupe, voy a hablar al centro médico a ver si quedó alli.


Nunca antes había llamado a ese lugar.


- Buenas tardes, te estoy llamando de un consultorio audiológico donde la Dra. R. mandó una paciente para selección y cree que la audiometría quedó allí.

- Cómo se llama?

- Marina G.

- Ay que suerte que tenés!! tener a Marinita allí!! Dios te ayude!!!

- Exactamente (donde metía la risa si la tenía a Marinita delante?)

- A ver... esperá que me fijo... pero acá vino como diez veces.

...........

- No, acá no tiene nada para retirar. La debe tener ella.

- QUE DICE QUE DICE?

- Que allí no está, que tal vez la tiene ud.

- YO NO TENGO NADA! ELLOS SE LA QUEDARON, VOY A IR Y VOY A HACER UN LIO BARBARO, ESTO NO PUEDE SER!!

- Te lo dije, la que te espera...


Fue más fácil hacérsela de nuevo.

sábado, 14 de marzo de 2009

Alteración temporal


El tiempo es algo relativo. Dios está en un infinito presente. Para una mariposa un día es una vida. Para un perro un año equivale a unos cuantos de los nuestros.

Pero nosotros, los humanos, nos hemos organizado con un tiempo que por convención aceptamos como real. Real para nosotros. Para poder vivir en un cierto orden. Porque se nos antojó tenerlo. Como se nos antojó tener dinero y cambiarlo por cosas. En fin. Cosas que ya ni nos cuestionamos. Nacemos un día y cada 364 o 365 festejamos nuestro cumpleaños. Cada 24 horas cambiamos de día. Cada 60 minutos de hora. A veces la atrasamos o adelantamos para consumir menos electricidad...


De esta organización del tiempo más la invención del dinero surgieron los plazos de pago, los vencimientos, la cotización de las distintas monedas. Diferente según los días. Que todos aceptamos sin chistar. Controlamos a cuánto está el dólar, el euro, la libra. Los argentinos ahorramos en moneda extranjera. Aceptamos perder plata si pagamos algo cotizado en otra moneda el día en que subió. Y así vivimos. Nos fuimos enredando en nuestra propia madeja. Madeja que tiene una lógica de la que nadie cuestiona su génesis a la hora de aceptarla en el día a día.


Mis pacientes tienen cierta dificultad al respecto.


Una señora de unos 80 años va y se compra un par de audífonos. Decide pagarlos con tarjeta de crédito. En cuotas. Las cuotas tienen un recargo. La señora acepta porque prefiere pagar menos por mes que todo junto en un día. Le adaptamos los audífonos, se los entregamos. Pasan tres días. Llama la hija. Que cómo puede ser que le hayamos vendido a su mamá con tarjeta, que ese interés es muy alto, que no tiene sentido. Que para eso lo hubiera pagado al contado. Le explicamos que el interés lo pone la tarjeta, que se lo explicamos a la mamá y que aceptó. Se indigna, dice que la mamá no entiende, que nos aprovechamos de ella. Que quiere que le anulemos la tarjeta y pagar al contado. Que ya se presentó, que no es posible anular. Que no tendríamos que trabajar así, que son personas de edad, que no nos damos cuenta...


Hace 6 meses le adaptamos un par de audífonos a una señora un poco más joven que la anterior. Dentro de los que se pueden adaptar para una pérdida auditiva, hay de distinta categoría técnica. Son digitales y tienen más o menos prestaciones según su funcionalidad. Ella eligió unos intermedios que se adecuaban a su presupuesto. Vino a varios controles, disconforme porque no se acostumbraba a los ruidos. Estamos limitadas con ese modelo para conseguir todo el confort que ella pretende. Dijo que tendríamos que haberle indicado otros. Le propusimos cambiarlos, consultamos a la casa comercial si nos aceptaban tomárselos como nuevos para llevar otros más avanzados pagando sólo la diferencia. Nos aceptaron. Pero ella no, no acepta, se indigna, dice que fue mala praxis, que se los tenemos que dar sin que ella tenga que pagar absolutamente nada. Va apoyada por una persona de la familia más enojada que ella. No hay forma de que entiendan.


Un señor va a retirar su audífono y se olvida el dinero para pagar. Se lo adaptamos y dejamos preparado para que al día siguiente pase a retirar. Dice que va a pagar con dólares. No hay problema. Se le dice la cotización de ese día. Vuelve al día siguiente. La cotización cambió. No acepta. Quiere pagar con la cotización del día anterior. Del día que él tendría que haber retirado y pagado. Del día que se le adaptó el audífono igual porque tenía turno, pero no pudo pagar. Porque él se olvido el dinero. Se le sugiere que cambie los dólares y que pague con pesos, que sólo le estamos aceptando los dólares porque a él le resulta más cómodo. No puede ser. Si a él el día anterior le dijeron otra cosa...


Tal vez con los años queremos salir de la madeja que nos fabricamos. Y los más jóvenes, los que siguen enredados, son los que no entienden.