miércoles, 25 de noviembre de 2015

La eterna juventud del EGO.



Ya pasó hace años los noventa, su cuerpo está cada vez más consumido, pero su ego atropella, inunda el consultorio con una energía que no afloja.
Oye muy mal y se lamenta porque...

" YO soy hombre de ciencias, pero SOY músico, pero no así nomás, SOY de familia de músicos.
Música clásica, por supuesto. ¿Mis hijos? No, ellos no saben de música, les gusta el rock.
YO estoy abonado al Colón desde joven, siempre tuve palco, pero ahora ya no voy porque me pasaron a platea y en fila seis o siete no aprecio bien. Ojo, el Colón se portó muy bien CONMIGO. Ellos saben quién soy. Pero lamentablemente ya no puedo ir.
YO soy balletómano. Hablo de música, eh. ¿Usted sabe apreciar la música?"

Me había tocado esa bolilla y tenía que contestar.  Le dije que no tanto como él, por supuesto. Su sonrisa fue sincera. El interrogatorio siguió con mis preferencias, quiso saber si prefería la música sinfónica, si me gustaba la ópera y qué autores. Me atreví a nombrar a Rossini, Bizet, Verdi...

Dio un grito. "¿Verdi? en serio que le gusta Verdi?" Le susurré que sí, porque escribía operas populares. Pensé que si me había equivocado de autor, me iba a bochar. Dijo que por eso le extrañaba que me gustase. Por suerte su ego lo retornó a sí mismo:

"YO he viajado mucho, pero no viajo para pasear,  como turista como todos, YO viajo porque sé mucho de historia. SOY economista, sociólogo SOY."

´Después quiso enterarse desde cuando yo ejercía mi profesión. Cuando calculó los años me dijo:

"A Usted se la ve muy ágil, muy joven, pero eso se acaba, le doy para cinco o seis años más. Ya va a ver..."

y, como es infaltable en estos días,  agregó:

"Y, en este país tan singular que vivimos, que produce personajes tan extraños. ¿Usted sabe lo que significa Cristina Krischner para el mundo intelectual? Un bochorno".