miércoles, 13 de julio de 2016

Lo que abunda, no daña.


- Hola, ¿consultorio de audífonos?
- Si, ¿quién habla?
- Hola, querida, habla Anita, ¿te acordás de mí? la de la panadería.
- Hola, Anita, ¿como estás?
- Bien, querida, perdoname que te moleste.
- ¿Qué necesitás, Anita?
- Vos disculpame, pero estaba en el negocio el otro día y entró un señor que vino a comprar facturas. No, miento, lo que quería eran medialunas.
- …
- No, no, también me pidió vigilantes, creo. Pero yo no tenía con dulce de leche. Cuando se los estaba envolviendo, me vio los audífonos "¿Vio qué chiquitos, que casi no se ven?", le dije.
- …
- Porque la verdad es que casi no se me ven.  Me los vio porque justo me agaché para cobrarle, le tenía que dar el vuelto. Me pagó con un billete de cien y yo no tenía cambio. Tuve que agacharme y buscar en una caja extra que tengo debajo del mostrador.
-…
- El me miró los oídos porque le recetaron y no se anima a usar. Hace mucho que le recetaron y está meta dar vueltas, no se decide. Me preguntó si hacía mucho que yo usaba y le dije "Y… desde 2011" aunque después pensé: " no no, fue en 2012",  porque fue cuando se casó mi nieta, la más chica. Y yo justo me los había comprado y vos me dijiste que hasta que no me acostumbrara no los llevara al casamiento. ¿Te acordás, querida?
- Si, claro, Anita que me acuerdo. ¿Y entonces?
- Entonces, vos perdoname querida, pero me tomé el atrevimiento de darle tu teléfono a este señor porque le dije que estaba muy contenta con los audífonos y él dice que todos los que conoce no los usan. Que su papá usaba y nunca se lo ponía, su tía tampoco, y sus amigos del club, tampoco. Yo le dije que los tuyos sí los iba a usar. Vos perdoname querida, después pensé que antes de darle el teléfono te tendría que haber consultado, pero después ¿cuándo iba a volver este señor a comprarme facturas?, digo sacramentos, no no, cómo me equivoco, ¡vigilantes!