martes, 18 de marzo de 2014

Me desbordé

Si, tengo un demonio interior que controlo para poder sobrevivir y vivir de esta especialidad. Pero está ahí, rezagado, esperando salir. Su antídoto es el humor. Lo aniquila totalmente, queda destruido y no puede volver a reactivarse hasta que otro paciente lo provoque. Cuando esto pasa,  mi mente se pone en guardia, imagina cómo lo va a contar en este espacio cibernético, lo ridiculiza, surge la risa y Demonio vuelve a sentirse perdido.
Pero hoy no sé que le pasó a Humor. Habrá estado haciendo alguna manifestación reclamando aumento salarial, habrá ido en socorro de alguna otra al borde de un ataque de nervios, no sé. O no habrá tenido un solo motivo para inspirarme. Porque Susy no es muy graciosa, se la mire por donde se la mire. Y no me dio tiempo a poner en marcha mi mecanismo defensivo. Humor ausente. Salió Demonio.  Con toda su furia contenida durante años.
Porque hace años que esta señora usa su vejez y su sordera para sacar ventajas, para lograr excepciones, para exigir en su prepaga que le paguen más que al resto - aunque tiene medios para afrontar sus gastos- para pretender que la atendamos sin turno, para rogar que le adelantemos la factura de pago y retirar el audífono  cuando la obra social le reintegra. Envuelve, miente, insiste, persigue, llora, hasta que vence por cansancio y terminamos cediendo con tal de que se vaya y no verla más.  Ya hablé de ella en esta entrada:  http://www.orejasperezosas.blogspot.com.ar/2013/10/un-placer-para-cada-edad.html
El último episodio fue cuando la prepaga, ya cansados de sus excepciones a las que no tiene derecho porque ni siquiera se molesta en hacer el trámite para sacar el certificado de discapacidad,  se negó a pagarle la factura que le habíamos adelantado de favor y entonces no pudo retirar el audífono que nos había encargado. No había forma de hacerle entender que ya la habíamos esperado mucho tiempo, que los precios habían aumentado y que lo teníamos que devolver. Tuvimos que ir a su casa a buscar la factura para poder anularla. Ella se sentía muy descompuesta para cruzar a traerla. Vive enfrente.

Hoy, nuestra querida e invencible Susy llamó cinco minutos antes de la hora en que nos vamos para exigir que la atendieramos porque su audífono no andaba. Aclaro, para cualquiera que se sienta sensibilizado por la pobre anciana sorda, que tiene cuatro audífonos que logró que la obra social le comprara. Salvo este último de la factura devuelta, que se negaron a cubrirle. 
Escuchaba a mi secretaria que le explicaba que yo estaba atendiendo y que me tenía que ir enseguida porque tenía un compromiso. Que lo trajera el jueves. Se lo repitió muchas veces. No, no le puedo pasar la llamada porque está atendiendo. Cortaba. Al rato volvía a llamar. Misma explicación, misma insistencia.
De golpe, cuando ya nos estábamos por ir, oímos golpear la puerta. Arriba, en el consultorio. Había cruzado, se había metido en el edificio aprovechando que alguien entraba  - quién va a pensar mal de una viejecita- y se mandó para arriba.

- Susy, yo le dije que la fonoaudióloga no la podía atender…, nos estamos yendo.
- Pero mi audífono no anda. Ella me TIENE  que atender.
- Hoy  no, el jueves tráigalo.

Se sentó y no se movía de ahí.

- Susy, ahora nos tenemos que ir muy rápido, hoy no la podemos atender.
- Me TIENE que atender, yo de acá no me voy.

Fue en ese preciso momento cuando Demonio empujó a Humor, empuñó  el tridente y salió como una llamarada a la sala de espera.

- Susy, ¿cómo se atrevió a meterse en el edificio y llamar al consultorio?
- ¿Qué?
- Que cómo se atrevió ( y repetí más fuerte)
- Vos me TENÉS que atender, es urgente
-  Si es urgente ¿porque no vino más temprano? ¿Con qué derecho viene cinco minutos antes de las cuatro si sabe que nos vamos? Si mi secretaria le explicó.
- Antes atendías hasta las cinco...
- Mire Susy usted es una atrevida y le pido por favor que se retire
- No me voy, yo soy sorda y el audífono no me anda y vos TENÉS LA OBLIGACIÓN de atenderme.
- Ya le explicamos mil veces que hoy no podemos y Ud se mete acá, sin respetar nada,  como siempre.
( no sé si me oyó eso, a pesar de que yo le gritaba desencajadamente)
- Entonces me das la direccion de alguien que atienda la marca en esta zona
- Le doy la dirección de la central, tome, diríjase ahí y no vuelva nunca más.
- Estás muy nerviosa.  No podés ponerte así, sos una profesional.
- Y Ud es una señora mayor que ya tendría que haber aprendido a no ser atrevida y avasallante.
- Por eso, porque soy mayor, necesito que hagan excepciones conmigo, no que me traten como a una más. Esto lo va a saber la obra social.
- Muy bien Susy, ahora se retira.
Abro la puerta y le marco la salida con el brazo extendido.
- Ud tiene un ataque de nervios. Pobres pacientes si los trata así
- Solo Ud tiene el privilegio. ¡Se va!

No se iba.

Grité: ¿SE VAAAAA! y ¡NO LA QUIERO VER NUNCA MÁS!
- Le va a dar un ataque al corazón.

Seguí marcandole la salida, hasta que logré que caminara tres pasos y se pusiera en el marco de la puerta. Casi la empujo.

- Abranme la puerta.

Se refería a la de abajo.

Tuvo que bajar mi secretaria a abrirle.
Espero que no vuelva porque no se si voy a poder frenar a Demonio cuando quiera matarla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno, a veces, que Demonio gane, porque Humor no siempre tiene ganas de hacerlo. Y esta bien.
Yo

Ana dijo...

En estas ocasiones, DEBE ganar demonio. Nada de lo que le dijiste es mentira o irrespetuoso. Y ella nunca paró de faltarles el respeto e invadirlas.
Chau, Susy!