miércoles, 17 de junio de 2015

Contestador telefónico

La primera tarea del día al llegar al consultorio es escuchar los mensajes del contestador telefónico.
La barrera más difícil para las viejas generaciones es relacionarse con los aparatos. Así sea la tarea más elemental como dejar un mensaje en el contestador.

Hoy, por ejemplo:

- Hola, es un mensaje para Lía: se me perdió el cosito ese que tiene el audífono en la punta, ese que va conectado con un fideo transparente, no se dónde lo metí, hace una hora que lo estoy buscando, necesito que me llames urgente a ver cómo lo puedo solucionar, porque si no tengo el coso ese no puedo escuchar, necesito que me llames, te voy a estar esperando, no sé donde lo habré metido, ya lo busqué yo, mi señora, la empleada y no lo encontramos por ninguna parte, tengo miedo que se lo haya comido el perro que siempre anda tragando todo lo que encuentra en el piso, por favor, llamame Lía, ayúdame a solucionar esto... pip pip pip pip

A continuación otro mensaje, la misma voz:

- Hola Lía, me olvíde de decirte, soy Juan, por favor llamame. Ah!, lo encontré, estaba abajo de la puerta de la heladera, no sé cómo habrá ido a parar ahí, a lo mejor lo barrieron, bueno igual quiero que me llames. Igual llamame, porque te quiero contar lo que me pasa, porque ese cosito se sale y tengo miedo que se rompa, necesito que me lo soluciones, aca voy a estar esperando tu llamado.

- Nuevamente:

- Hola Lía, no sé si atendés hoy, pero acá estoy esperando tu llamado para ver si solucionamos este tema, no puedo estar así.


Nunca supimos su apelllido ni su número de teléfono.
Estará sentadito, al lado del teléfono.

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